miércoles, 3 de noviembre de 2010

Hasta hoy

De retorcido indulgente,
hasta las entrañas del mismísimo tiempo,
Reprimir tu barro y callar las manos,
Hundir el profundo dolor de las sábanas,
Completar el llanto.

Sin noche de golpe,
Sin nada de perdón.
En medio del pecado,
Aullando cada gota recorrida entre la piel.

¡Qué nostalgia y qué pudor!
¡Qué engaño y qué valor!

Y se acerca la hora…
Galopa alumbrando un acoso a mi voz,
Un incesto a mis palabras,
Una violación de luz.

Y continuamente exacto,
Siguiéndome en sombra,
Un halo que me corta la boca.

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